POLÍTICAMENTE INCORRECTO

POLÍTICAMENTE INCORRECTO

lunes, 12 de marzo de 2012

COPAGO CON C DE CIUDADANO



Se abre el debate, copago si, copago no

¿Qué puede hacer la Administración frente a la reducción de ingresos?
Si no hay ingresos tributarios y la capacidad de endeudamiento de las Administraciones públicas ya está al máximo, sólo quedan 2 opciones:

- Reducir gasto, que se traduce en eliminar o reducir servicios públicos
- Aumentar ingresos, mediante la subida de impuestos, la privatización de servicios o el pago del uso de los mismos.
Frente a estas dos opciones y sus derivadas, quedémonos un momento con el pago del uso de servicios públicos, o lo que, otramente se llama el copago.

¿Qué es el copago y existe?
El copago es el hecho de pagar dos veces por el uso de un servicio público. Se le llama copago porque se considera un segundo pago al servicio que usamos, ya que se deduce que ya se ha pagado anteriormente ese servicio vía impuestos.
Y sí, sí que existe el copago en los servicios públicos. De hecho esta generalizado en nuestra sociedad. Aquí algunos ejemplos:

Transporte público: El precio que pagamos para usar el autobús o el tren (servicio público) es copago. De hecho no es el 100% de su coste como mucha gente se cree. En Barcelona, por ejemplo, estamos pagando el 40% del coste del uso del metro o del autobús.

Educación infantil: las familias pagan1/3 parte del coste de mantenimiento de las plazas en parvularios públicos, por lo tanto, hacen un copago de un servicio público.

Educación superior: analizábamos las tasas de matrícula para las universidades públicas, luego, copagamos parte de su coste.

Sanidad: el sistema sanitario público es gratuito a lo que se refiere a la consulta y atención médica y al tratamiento durante el ingreso hospitalario. Pero fuera del hospital, los ciudadanos pagamos parte del coste de los medicamentos, con gran descuento, pero copagamos.

Agua: el precio del agua era un precio político, es decir, que estaba por debajo de su coste, y por lo tanto realizamos un copago para el suministro de agua. Primero pagamos nuestros impuestos, que en parte se dirigen a inversiones y mantenimiento de infraestructuras de abastecimiento de agua y después, vía factura, pagamos otra parte de las inversiones y el mantenimiento.

Por lo tanto, matemos el tabú al copago.

El copago hace tiempo que existe en la prestación de servicios públicos, por lo que la aparición de nuevos copagos no debería ser tan alarmante como aparece a veces en los medios de comunicación.
Otra cosa es qué tipo de copago aplicamos, veamos.

¿Qué tipo de copago?
Una vez vista la existencia del copago, y por lo tanto, que puede ser una opción para incrementar los ingresos que permitan mantener los servicios públicos, habría que decidir qué tipo de copago queremos implantar, si proporcional o sujeto a una variable, ya sea, el uso, la renta u otras variables.

Pongamos el ejemplo del copago y las personas jubiladas. Cuando nos jubilamos, tenemos ventajas en el copago frente a otros ciudadanos: el transporte público es más económico o el pago de fármacos es menor.
Pero ¿tiene sentido que una persona jubilada con la máxima pensión (alrededor de los 2.000€/mes) tenga los mismos descuentos que una persona jubilada con la pensión mínima?
O, ¿por qué un jubilado con la máxima pensión tiene descuentos en el copago de servicios públicos, pero no los tiene una persona con ingresos inferiores a los 1.000€ y 1 hijo a su cargo?

Quizás deberíamos implantar un descuento al copago proporcional a la renda. Es fácil, si vinculamos el acceso a los descuentos utilizando el DNI electrónico (ese gran olvidado de la política de modernización de la administración pública).
Un uso generalizado del DNIe así como una sincronización entre bases de datos de Administraciones públicas, permitiría aplicar una política de copago sujeto a renta, con la introducción del DNIe como paso previo a la compra de un billete de transporte o del pago de un medicamento en la farmacia.

Otra opción al copago es en función del uso. Por ejemplo el uso que se hace de la educación universitaria.
Cuando una persona se matricula por segunda o más veces a una asignatura, tiene un coste mayor que si solo se matricula una vez. Esta política premia al estudiante que se saca la asignatura a la primera, pero no penaliza al que hace un uso indebido de la asignatura (yo me puedo matricular las veces que quiera en una asignatura siempre y cuando no la suspenda un máximo de veces).
¿Por qué no incrementar exponencialmente el precio de la matrícula en caso de abusar de la matriculación en asignaturas?

De hecho el copago incremental en el uso de los servicios públicos ya existe. Por ejemplo, en el caso del consumo del agua, dónde la tarifa varía en función de tramos de consumo de m3 de agua (vean sino su próxima factura de agua).

Excepciones que confirman la regla
Estoy convencido de que algunas de estas propuestas pueden sulfurar a más de un lector, escandalizado por el hecho que estas políticas perjudican a familias con una renta individual alta, pero una realidad familiar precaria (2 o más hijos, con persona mayor dependiente en casa y pagando una hipoteca al alza gracias a la evolución del Euribor, etc…).
Para estos casos, las políticas de copago deben tener excepciones. Esta es la responsabilidad de las administraciones: diseñar políticas que garanticen la equidad para los colectivos desfavorecidos, los que queda claro que son desfavorecidos, pero también los que sobre el papel no lo parezcan.

Precio justo
El copago es simplemente, como apuntábamos más arriba, otra fuente de ingresos para sufragar los gastos. Y es que aquí está el dilema de los servicios públicos. Estos deben tener su precio justo.
Los responsables públicos deben saber cuál es el coste real de los servicios que ofrecen. Deben saber el coste real, y el coste unitario, así como el punto muerto de los servicios.

A partir de este conocimiento, aplicar una política de ingresos que cubra estos costes o que hasta los supere, para así poder compensar entre usuarios (perdón, ciudadanos) el uso que otros ciudadanos tienen derecho a hacer de los servicios públicos pero que no pueden pagar.

Así, el copago, es una política, que bien diseñada, puede ayudar a mantener servicios públicos para usuarios que no pueden pagar servicios privados alternativos, gracias al pago del uso de los servicios públicos por parte de quienes sí que pueden pagar servicios privados alternativos. Por eso copago empieza con C, de Ciudadano.


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