POLÍTICAMENTE INCORRECTO

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miércoles, 31 de octubre de 2012

EL CIERRE DEL COLEGIO LA COMA

Colegio Mayor Universitario La Coma
El Colegio Mayor Universitario La Coma, creado en 1994 en el barrio de Paterna del que toma su nombre, supuso una apuesta firme y decidida de los gestores de la Administración autonómica de aquel momento por colaborar en los esfuerzos que las asociaciones ciudadanas desarrollaban para promover la convivencia, articular la trama social, romper el aislamiento de la zona y favorecer el intercambio cultural.
A lo largo de todo ese tiempo, consiguió que más de mil colegiales de alrededor de cincuenta países y los aproximadamente cinco mil habitantes del barrio acariciasen „al menos„ ese sueño de integración y cooperación que, a partir de las propias responsabilidades individuales, estimula la autoestima colectiva y el desarrollo de los pueblos. Casi dieciocho años después, el 30 de septiembre esa misma Administración ha decidido, de forma unilateral y sin derecho a réplica, dar por finalizado el proyecto.Sabemos que son malos tiempos para la economía y que „por no haberlo hecho antes„ hay que poner bajo la lupa el dinero que se va a gastar.

Pero también sabemos que la presunta «crisis económica» encubre estafas ideológicas que únicamente priorizan el beneficio mercantil „siempre de los mismos„ y la rentabilidad electoral que haga posible sustentarlo y, de poder ser, ampliarlo.Al parecer, poco importa el «coste en personas» si el salvaguardar la convivencia y la cohesión social supone pagar el «peligroso» precio de dar cancha a la participación de los ciudadanos, posibilitar las adecuadas relaciones entre ellos y así, velar por el desarrollo de la comunidad y por la cooperación internacional.Convivir significa algo más que vivir-con: implica un compromiso.
Durante años, Barrio y Colegio Mayor cuidaron de ese deber mutuo que supuso el despliegue del primero y el crecimiento personal de quienes formaban parte del segundo.

La simbiosis funcionó y su resultado fue el recíproco orgullo que ambos sienten por haber constituido el germen de «otro mundo posible», semilla que los estudiantes retornados han sembrado en sus respectivas redes de solidaridad, con la confianza en un mejor futuro para sus sociedades de origen.

Paradójicamente, la Generalitat Valenciana que podría preciarse como promotor „junto con otras entidades„ de tan esperanzador proyecto, decide el cierre injusto y arbitrario del Colegio. Injusto, porque no se basa en una evaluación de resultados, sino en el prejuicio ideológico sobre la participación de los ciudadanos y la fecundidad de la Cooperación. Arbitrario, porque existen otras inversiones a las que renunciar y que supondrían una exoneración mucho mayor para las arcas públicas.

La convivencia y la solidaridad no son un derroche, sino una inversión: dedicar recursos económicos a promoverlas significa detraerlos de otros dispendios que podrían resultar más sospechosos de despilfarro.Los equipos directivos que han acompañado el proyecto durante estos años, comprendiendo la situación actual y las necesidades del barrio han ofrecido alternativas para evitar el cierre, presentando propuestas basadas en:

1.- Buscar nuevas fuentes de financiación local, autonómica, nacional e internacional, sin coste para la administración.
2.- Reducir el número de viviendas del Colegio para atender situaciones de necesidad habitacional que requiere el momento actual.
3.- Dedicar los actuales espacios comunes a proyectos sociales del propio barrio.
Hiere y ofende que no se tuvieran en cuenta las diferentes propuestas llegadas de diferentes países y Universidades implicadas durante estos años en el proyecto.

Quien tiene la obligación (legal, política y moral) de procurar por la articulación de la sociedad, desechó alternativas a corto plazo, desoyó argumentaciones, a medio y mantuvo a largo plazo su postura contra la esperanza.

Joaquín García Roca y Alfons García Ninet

Publicado Levante-emv

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